¿Quién es?

Sentado en el coche.

No me planteé porqué habían llegado tan pronto. Tampoco caí en la cuenta de que no era viernes y en cambio allí estaban buscándome. Recogiéndome del colegio.

Simplemente me metí en el coche, me puse el cinturón y... sonó el teléfono móvil de mi abuela. Ella, nerviosa, contestó a la llamada.

- ¿Quién es? - yo pensé que era una pregunta estúpida pues todo el mundo sabe que en el móvil aparece el nombre del que llama en la pantalla del aparato - ¿Quién es? - salvo que el que llame oculte su número - ¿Diga? - o mejor aún, no sea un conocido.

- ¿Estáis ya en el coche?

- ¡Hijo! - mi abuela sólo tenía una persona a la que llamar de esa manera - ¿Dónde estás? – mi padre.

Al oír esta pregunta y comprobar que la seguía el silencio mi abuelo detuvo el coche en el arcén y tomó el teléfono. Giró su cabeza para observarme un momento y bajó del vehículo. Mi abuela mientras tanto buscaba la manera de hacer que aquella extraña actitud no llamara mi atención. Evitaba mirarme a los ojos para que no pudiera descubrir que estaba llorando.

- ¡No vamos a ir a ningún sitio! - mi abuelo gritaba al teléfono andando de un lado para otro - ¡No nos iremos así!

El motor, en marcha, era una peculiar banda sonora. Bajé la cabeza y comencé a tocar con mis dedos la tapicería del asiento. Intentaba no parecer atento, para que mi abuela se relajara un poco. Para que pensara que yo no entendía nada de aquello. Para que creyera que de aquella situación no iban a salir después de mi boca un montón de preguntas.

- ¡Dime que coño está pasando!- gritó mi abuelo. Nunca le había oído decir ese tipo de palabras.

Sentado en el coche.

- ¡No entiendo nada! – exclamó mi abuela.

En aquel sitio, pensé, ya éramos dos.

 
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